Jeo García
De legado familiar a referente internacional en pastelería artística
Más que un pastelero, soy un creador de oportunidades a través del arte comestible. Nací en Armenia, Quindío, en una familia que transformó el sabor en sustento. Mis primeros pasos los di junto a mis padres, quienes dedicaron su vida a la repostería, especialmente mi padre, con más de 30 años en la industria. De él heredé no solo técnicas, sino una visión: la pastelería como herramienta de transformación.
A los seis años, por la falta de oportunidades, pasé de observar a trabajar: comencé a vender postres en la calle junto a mis hermanas. Esa experiencia no solo me conectó con el esfuerzo diario, sino que me forjó como emprendedor y me enseñó que los sueños también se hornean paso a paso.
Durante años pensé que mi camino era el fútbol. Jugué en equipos como Santa Fe y Deportes Quindío, pero una lesión me sacó de las canchas. Fue un golpe duro, pero también el empujón que me llevó de lleno al mundo del azúcar, el chocolate y la creatividad.
Sin estudios académicos formales, me formé con disciplina, libros, videos, errores y referentes globales. Hoy, esa preparación autodidacta me permite enseñar en más de 15 países, diseñar esculturas comestibles de alto nivel y formar a jóvenes talentos en toda Latinoamérica que buscan un camino en el arte culinario.
Mi propósito va más allá de crear postres. Construyo experiencias, inspiro trayectorias y creo plataformas para que nuevas generaciones encuentren una oportunidad donde otros solo ven un oficio.
Ofrezco talleres, pasantías y becas, porque creo en el conocimiento que se comparte y en el talento que se forma con propósito.
Esta no es solo mi historia. Es una invitación a creer que con disciplina, creatividad y visión, cualquier cocina puede convertirse en escenario, y cualquier joven, en un maestro.